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Brighton, un balneario costero de la nobleza - 07/09

La realeza, cuando disfruta de los variados placeres a los que están acostumbrados, los efectúa con estilo. Con estilo real, se entiende. Y se agasajan con opíparas cenas, suntuosos bailes y regadas tertulias, en donde se habla de política y se juega con el poder.


El domingo, el itinerario nos marcaba la ciudad de Brighton, un bello lugar costero al sur de Londres. La primera parada y, por cierto, la de mayor peso específico fue la residencia del rey Jorge VI, llamado The Royal Pavillion. Una magnífica construcción del siglo XVIII (d.C.), edificaba al estilo oriental y con una fuerte presencia de la estética francesa en su interior. Nuestros muchachos y muchachas recorrieron en detalle este mágico palacete que sirvió de refugio veraniego del monarca y su corte y en donde se vivía, literalmente, a lo rey. Cada cuarto, por inmenso o mínimo que fuera se encontraba adornado con elegantísimos mobiliarios, paredes y techumbres recubiertas con exquisito gusto. Un imperdible del programa de Kingswood.


Es turno de almorzar y la oferta es variada. Desde un sándwich, bebida, papas y fruta de la “bolsita feliz” suministrada por nuestros monitores, la “chatarra dinner” o la cocina local. Luego, una de las actividades más preciadas por los alumnos: el tiempo libre para ir de compras. Peluches, dulces, encargos y camisetas deportivas hacen las delicias de ellos, que ya se manejan a la perfección con el cambio de moneda británica.


Finalmente, un paseo por el borde costero del Canal de la Mancha y la diversión, que esta vez a cargo de unos juegos que se encuentran en un pintoresco muelle, en donde transitan despreocupadamente familias, jóvenes enamorados y amigos, tal vez despidiéndose del verano que quema sus últimos cartuchos en esta parte del planeta, pero que promete volver con nuevos bríos la temporada siguiente.


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